Un puente dental fijo, en muchos casos, es la solución perfecta para la pérdida de piezas dentales.
Se trata de la principal alternativa a los implantes y, por ello, es la opción preferida de muchos pacientes.
Aquí queremos explicarte con detalle qué es y cuáles son sus principales ventajas.
Puente dental fijo: ¿qué es?
Los puentes dentales fijos son prótesis que tienen el objetivo de sustituir aquellas piezas que has perdido.
Su peculiaridad es que, en lugar de colocarse directamente en el hueso de la mandíbula, se apoyan sobre los dientes adyacentes sanos.
Los puentes dentales fijos simulan perfectamente su estética y forma y pasan totalmente desapercibidos. La única forma de comprobar su existencia es echando un vistazo a la cara interna de las encías.
Los dientes sobre los que se apoya el puente reciben el nombre de «pilares», ya que su función es sostener la prótesis y soportar las cargas de las piezas restituidas. Para que trabajen correctamente, es necesario tallarlos antes de la colocación. En algunos casos, es necesario realizar una endodoncia con el propósito de eliminar su sensibilidad.
Otra peculiaridad de este tipo de dientes es que, una vez instalados, no se pueden retirar manualmente. Es necesaria la labor de un especialista para quitarlos. Es la principal diferencia que mantienen con los removibles.
¿Cuáles son las ventajas de los puentes dentales fijos?
En primer lugar, suelen ser un poco más económicos que los implantes dentales, por lo que se convertirán en una buena alternativa para ti si tu presupuesto es ajustado. Además, no requieren de cirugía ni de un período de espera para que el tornillo se asiente en el hueso de la mandíbula ni conllevan riesgo de rechazo.
Por su parte, este tipo de puentes dentales son muy resistentes y duraderos. De hecho, pueden mantenerse en perfecto estado durante más de 15 años. También son bastante fáciles de limpiar. Es cierto que implica tallar piezas dentales fijas, pero este es un proceso mínimamente invasivo y que no suele conllevar problemas más adelante.
Colocar un puente dental también previene de múltiples problemas de salud bucodental. Por ejemplo, al impedir que los dientes adyacentes roten y se muevan, reduce el riesgo de que aparezcan problemas de mordida y bruxismo. Las posibilidades de sufrir caries y periodontitis también bajan.
En definitiva, un puente dental fijo es una magnífica opción de cara a recuperar aquellas piezas que has perdido con el paso de los años. Gracias a él, por un lado, recuperarás la estética de tu sonrisa y te sentirás más seguro contigo mismo. Por otro lado, también volverás a tener una mordida excelente y dejarás de presentar dificultades para comer cualquier alimento. Sin lugar a dudas, la mejor alternativa a los implantes convencionales.
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